lunes, 28 de febrero de 2011
El muchacho está parado sobre la acera, en la intersección de dos calles. Frente a él el paso de peatones también está inmóvil, como un puente roto dibujado en un plano. El muchacho está de pie, con el cuerpo recto y ágil, semejando un pensamiento que espera, prestando ninguna atención al ronroneo de los coches. Parece que se va a mover, a cruzar la calle en un súbito espasmo de pasos. Se inclina un poco, sus músculos se tensan y un ligero movimiento de su brazo derecho lo delata. El paso de peatones aguarda con las líneas erizadas, con un desafío de navaja o de venganza en su límite. El tráfico descongestiona sus pulmones tóxicos, emite un ruido al pasar que recuerda los balcones abiertos. Se miran. Parece que el muchacho y el paso de peatones se miran desde una distancia telefónica. El muchacho levanta el pie izquierdo y salva el bordillo. Los coches disfrutan del viento. El pie nota caliente el asfalto. Tiembla. El muchacho tiembla. El puente huye.
6 comentarios:
Esto del suicidio es una cosa mu mala que inventó alguien que no era de este planeta. Si tan solo se hubiera detenido a observar las cosas bonitas que quedan en este mundo...
Has vuelto así, sin avisar y casi ni me entero.Menos mal que te sigo a escondidas a ti también.
"Nutro", que eres un "nutro" (dice esta palabrita de verficación que me ha salido)
Muak
Breaking through...
Extraño duelo de miradas, pero no tan negro, podría ser que una ola de cálido alquitrán se lo tragara y lo arrastrara al otro lado. Después, si aún le quedaran ganas podría volver a marcar su número.
¿Breaking through...? ¿Marcar su número? Uy,uy,uy... Linda(s) anónima(s), qué intrigá que toy.
Qué grata sorpresa Agone, por suerte soy optimista y sigo mirando de vez en cuando con la esperanza de que sigas ahí... Me encanta tu vuelta.
Con lectores como tú da gusto volver.
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