martes, 15 de septiembre de 2009
todos los días sin falta me peino
me hago la raya en los ojales
intervengo en mis asuntos cotidianos
con la mente puesta en otra cosa
dejo las monedas para hacerte un sitio
y camino deprisa hasta tu casa
si no estás tergiverso las mareas
tumbo lo puentes boca abajo
caliento con una coz los radiadores
me salto los semáforos los doblo
los obligo a renunciar a los colores
tengo tanta urgencia de verte
que me agarro a los sonidos supersónicos
a la cola de los caballos más veloces
el tiempo entonces es de plastilina
un reguero de agendas arrancadas
una piedra cargada de protestas
me agacho me trastoco
busco en las ventanas más dispares
y de pronto te encuentro tocando una baranda
llena de tintineantes carcajadas
me conduces de una manera extraña hasta un aparte
y sin plomo me tocas una mano
y un calambre
me dices te buscaba con el cielo enrabietado
con las noches destejidas
con la boca tan fresca como un cocodrilo
y yo me siento a tu lado
y me callo porque hablar a estas alturas
es negar que hay un dios en el fondo lento de tus ojos.
11 comentarios:
Elevalunas, date prisa o seré yo quien se los diga.
Mentiroso.
Los semáforos, siempre te los saltas.
Me ha gustado, pero hasta siempre, difícil lo veo y todavia más si encima no hablas.
¿cocodrilo?
Que rápido todo, veloz, fugaz,incluso precoz,voraz. Parece un desliz. Lucía, mírame...eres ya esa mujer.
Lo intuyo.
¿Y qué quieres que diga, amigo Agone?
Mejor me callo, porque hablar a estas alturas...
Sí que está bien el poema. No lo pierdas.
Hola Lucía
(yo es que soy mu tímido)
¿No hablo, Ana? Tal vez no estés prestando atención. En cualquier caso me alegra escucharte siempre.
Asaz locuaz estás, Marwan. Tu lucidez tiene un tamiz veraz, audaz, de gran sensatez, sin ningún disfraz. Me voy a comer un arroz con perdiz en Jerez, no quiero ser tan pertinaz con esta estupidez.
¿Lo afirmas? ¿Un desliz? Yo no lo sé. ¿Lo sabes tú?
Ya me gustaría a mí que esos dos últimos versos me los dijera alguien a mi algún día ¡Qué bonitos
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