jueves, 21 de mayo de 2009
me dejará decirle señora
de pies fondeados en la primavera
señora coronada por la guinda
de un martini
que usted mira a un hombre que fuma
que se hace el dormido
cuando el humo lo desborda
señora
de pechos numerables y dispuestos
en rosáceas cajas de caudales
usted mira
a un hombre vagamente
optimista
que fuma y apura su café y exhala
los suspiros con un tango en la cima
un hombre que ahora se levanta
señora doblegada entre los rizos
del agua de colonia
y se acerca y ya no fuma y se corrige los destellos señora
de color naturalmente nuevo
y rojo al mismo tiempo
de labios entreabiertos
como antiguos marcapáginas
se acerca y la mira y se equivoca
y del poniente corta una flor
y no un dedo.
5 comentarios:
Bonita flor.
Estará bien dejar de fumar.
Mejor terminar cortando una flor y no un dedo, que luego cualquiera sabe dónde podría terminar.
Me ha gustado.
Lo de los pechos numerables es un detalle, a no ser que ella sea un poco rara y prefiera los dedos a las flores.
¿Tú qué prefieres?
Depende de qué dedos.
Publicar un comentario