Cambio horario

lunes, 6 de abril de 2009

El niño grita:
- ¡Es la una y cuarenta y dos!.
Yo estoy sentado frente al ordenador, mirando el fondo de una pared blanca y rodeado de silencio. El niño desde la calle vuelve a gritar:
- ¡Una y cuarenta y tres!.
Intento escribir una historia sobre el tiempo que pierdo mirando el fondo de las paredes, rodeado de silencio, y el niño de nuevo me distrae con su voz de orina:
- ¡Es la una y cuarenta y cuatro!
El reloj del ordenador marca la una y cuarenta y dos, parece que el niño se adelanta dos minutos. Durante un buen rato me quedo quieto, sin hacer ni pensar nada, mirando el fondo de una pared blanca y rodeado de silencio. Después, de pronto, como si despertase de un sueño, miro el reloj del ordenador: marca la una y cuarenta y siete. El niño grita:
- ¡Una y cuarenta y cinco!
Tengo miedo.

6 comentarios:

maljenio dijo...

¿Miedo?,claro que a cada uno le asustan cosas diferentes. ¿Nunca te pidió tu madre que contaras el tiempo de las rayitas de la olla mientras ella se duchaba?, y tú muerto de hambre. La mía o no nos hscía caso nunca o tiene un reloj interno, el arroz suele estar siempre bueno.
Yo que tú no miraba tanto el reloj, por cierto, te has adelantado varios días, o antes ibas atrasado.

Ciclista dijo...

Realmente se ha llevado retrasado toda una semana, y a mi también me gusta mucho el arroz.

Ana dijo...

Podríamos mirar la hora por el sol. En realidad solo nos hacen falta dos relojes, el despertador sobre todo si cambian la hora y te hacen un lio el sueño y el estómago, y el del ordenador para saber en que día vivimos y que el tiempo pasa aunque no lo miremos. A no ser claro que el fondo de la pared sea muy interesante.
Yo no llevo reloj, lo miro en el movil, pero estaría bien tener que salir a la calle a buscar el sol.

agoneluz dijo...

¿Qué es eso de contar las rayitas de la olla? Yo, mientras mi madre se duchaba le registraba el monedero buscando monedas de veinte duros para jugar en las maquinitas.
A mí me gustan mucho los relojes, por mucho que intento mirar la hora por el sol no consigo ver las manecillas y sí unas manchitas negras que se mueven y se quedan en mis ojos una hora. El reloj del móvil me engaña, se para cuando no me llama nadie y va más deprisa cuando me llaman.
También me gusta el arroz aunque no si está pasado de hora.
¿Voy con retraso?

Anónimo dijo...

Yo opino que sí.
Podríamos quedar para tomar un arroz con gambitas, pero con estos sistemas de medir el tiempo sería un poco difícil quedar un día y aún más a una hora.

Anónima dijo...

Yo quedaría con Anónimo para ese arroz con gambitas, pero tendría que ser para almorzar. Mi reloj de sol duerme por las noches.

 
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