domingo, 18 de enero de 2009

Se supone que la función principal de una chimenea es la de calentar. Pues no, enciendo la mía a las once de la mañana y son las siete de la tarde y aún me caliento más encendiendo una cerilla. La mía (mi chimenea, digo) lo que hace realmente bien es tiznarme la ropa. Es un rectángulo (mi chimenea, otra vez) hecho en una pared, con un agujero dentro para meter los tronquitos. En ese agujero mi brazo siempre entra perfectamente, pero al sacarlo parece que el rectángulo se hace más pequeño y la manga se choca siempre con una esquina, ya sea la izquierda o la derecha, arriba o abajo; a veces también con la puerta (mi chimenea tiene puerta, necesita intimidad, pero no se cierra con llave). El resultado es un chaleco blanco recién estrenado con una hermosa raya negra en el lugar donde todo el mundo pone los ojos. Podría intentar encenderla con los brazos desnudos pero con el frío que hace me daría tiritera y no acertaría a meter el brazo en el rectángulo. Un desastre.
Por otra parte anoche estaba yo reflexivo y me dio por mirarme la mano izquierda. Estaba sentado en el sofá (el sofá es el mueble donde vivo, de hecho el día más feliz de mi vida será el día que descubra la cocina-sofá, el baño-sofá, el lunes-por-la-mañana-sofá) y me vi la mano izquierda elegante. Últimamente solo me veo elegante las pestañas postizas, así que me sorprendió el hecho. Movía la mano hacia un lado y era elegante, la cerraba y era elegante, señalaba con el dedo y era elegante, probé a hurgarme la nariz con ella y era elegante. Hice lo mismo con la mano derecha y fue horrible, como si perteneciera a otro, un monstruo. No lo entiendo, porque las dos tienen más o menos lo mismo: cinco dedos, aunque dispuestos de forma contraria, algunas uñas, mi futuro marcado en la palma (a lo mejor tiene que ver con eso, porque en la derecha hay una línea rota). Esto me crea ciertos problemas de identidad, porque ahora no sé cuál es la mía, si la izquierda o la derecha (yo tengo mis sospechas pero quiero ser optimista). Como esta mañana sigo reflexivo las estoy observando y me doy cuenta de que la mayoría de las veces lo que hace una lo deshace la otra: si una quiere llamar por teléfono la otra cuelga e intenta mandar un mensaje; si una vierte la leche en el tazón la otra la derrama; la culpa del zapping (¿se escribe así?) es de mis manos, una quiere ver House y la otra (qué antigua) La casa de la pradera; una acaricia y otra abofetea (imagínate qué plan, en una cita con la mano derecha pegada al bolsillo con loctite); una conduce y la otra mete las marchas (ah, eso creo que es normal). Para lo único que se ponen de acuerdo es para ir al servicio: las dos quieren hacer lo mismo, justamente para lo único que no las necesito a las dos, porque desgraciadamente con una tengo más que suficiente. Estoy preocupado (por lo de las manos, digo), aunque de momento no he decidido cuál debería amputar.
Al bixo le gusta el sol, y cuando lo miro de noche lo hago con una de esas linternitas con pilas que no se gastan, pero sin rayos ultravioleta.
Hoy voy a ser bueno y prometo no mirar dentro de las casas ajenas buscando telarañas.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

El 19 de diciembre se celebra el día de San Canuto. Eso dice el santoral. Yo por mi parte, voy a adelantar un día la celebración.

Con las dos manos

agoneluz dijo...

Querrás decir el 19 de enero. Parece que empezaste a celebrarlo antes de escribir el comentario. O te traicionó una mano.

Anónimo dijo...

Tienes más razón que un santo.

Aunque no seas San Canuto

Anónimo dijo...

Lo intentaré, pero no se si aún se puede hablar de manos, (Y no es que el otro tema no sea interesante).

No estoy de acuerdo, es peor cuando las dos te llevan la contraria. No se están quietas, o tiemblan, o se cierran o tocan cuando menos te lo esperas.

(Te lo he puesto fácil, y sigo sin recibir tu correo).

Anónimo dijo...

¿Para cuándo una oda sobre tus pies?

Anónimo dijo...

O sobre tu pelo y tus ojos.

agoneluz dijo...

Anónima, cuando las dos manos te llevan la contraria es que tienes las manos de otro, y eso siempre es una aventura, sobre todo cuando tocan.
Anónimo, mis pies casi siempre están fríos, una oda sobre ellos te dejaría helado. Mejor sobre el ombligo, creo que tiene más posibilidades.
Ciclista, ¿mi pelo? tengo que decirte que para mí el peine es un artículo extinguido (sería cruel hacer un chiste suprimiendo una vocal). Los ojos últimamente los abro en contadas ocasiones. Vhezoss.

Anónimo dijo...

Vhezoss for you too.

 
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