martes, 20 de enero de 2009
todos los renglones torcidos
ya te lo decía
todos los renglones torcidos
desde los once años
desde el momento en que por más que buscabas
no encontraste aquella pelota
que perdiste en el parque
uno sabe claramente
igual que sabe
que alguna vez será el estuche roto
de los días
el diente que se cae
uno sabe que su vida puesta a hervir
hervirá menos
que tendrá quizás algunas palabras
y seguirán los renglones torcidos
que en definitiva no serás
tan feliz
nunca vivirás
en el balcón más alto y
aunque no importa las vistas deben ser
hermosas
lo que más te entristece
es que tampoco desde allí
encontrarás la pelota.
13 comentarios:
Ya eras optimista de chico, ¿No?
¿Para qué quieres vivir tan alto?
Sigues teniendo suerte, no olvidaste la pelota pero parece que tampoco todo lo demás.
Ana tiene razón. ¿No te haces un poco la víctima?
No era exactamente eso, y cada uno que se queje de lo que quiera, todos lo hacemos aunque de formas diferentes, unos con más público y otros con menos, ¿No?
Campanilla, no es victimismo, quien va de víctima busca consuelo, yo no. Además, este no sería el ni el marco ni el formato adecuados. Esto habla de mí pero no soy yo. Quiero decir, y también te respondo en parte a ti, Ana, yo no soy solo esto. Soy pesimista, optimista, triste, alegre, acordeón, pandereta, aunque normalmente prefiero escribir sobre lo que me duele, lo que no me duele me lo bebo.
¿Para qué vivir alto? A la vida hay que pedirle lo máximo, luego ella ya se encarga de darte lo que quiere. Lo malo es no conformarse con nada. Nunca conseguí aplicarme el refrán: "no es más feliz quien más tiene sino quien menos necesita". Vhezoss.
Partamos de que nada de esto es real, salvo el poema, claro, que es de lo que se trata. También que me gusta llevar un poco la contraria, que sigue sin convencerme lo de vivir alto, y que por supuesto estaré equivocada.
El poema suena bien y consigue expresar esos sentimientos, como un abrigo de plomo que llevamos siempre. Pero, es un poco quejica.
Te devuelvo los besos para compensar.
"Pero, es un poco quejica.". Al final, Ana me da la razón.
Cierto, Campanilla. Besos para ti también.
Si entendemos quejarse como expresión de un dolor, pena o sentimiento, estoy de acuerdo. Pero eso no es victimismo, que para mí significa querer dar pena. Sería absurdo querer dar pena ante gente que no ves ni conoces ni te conoce.
Quejica sí soy, ahora mismo por ejemplo me quejo de que tengo los pies helados y no encuentro unos calcetines que me los abriguen, ¡ea!
Lo mejor para calentar los pies es meterlos debajo del culito de alguien.
Yo también quiero quejarme, me están saliendo unas mollas que se derraman por encima de la cinturilla del pantalón.
Totalmente de acuerdo, se lo propondré al primer culito lindo que vea. Espero que ese alguien no se moleste.
Este poema me da claustrofobia, me revuelve las tripas, me da miedo y asco.Ah! y no provoca pena por ti.
Vaya, pues entonces es que me ha salido bien. Gracias, anónimo.
Bienvenida, Elisa, al duro mundo de las quejas virtuales. Creo que eso no se quita metiendo los pies debajo del culito de nadie, pero a lo mejor durante un rato se olvida.
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