El soldado

jueves, 15 de enero de 2009

A lo lejos resonaron los primeros tambores. La noche anterior el soldado no había podido dormir, nervioso antes de la batalla, y ahora se estaba meando. Pensó si sería correcto alejarse unos metros de la formación para aliviarse, pero muy cerca de él estaba el capitán dando instrucciones y temía recibir una reprimenda. Esperó un rato para ver si se marchaba. Cuando se marchó los tambores resonaban más cerca. El soldado dudó porque nadie se movía de la formación, pero no podía aguantar más. Se alejó unos metros hacia la retaguardia y los que estaban a su lado le dijeron algo que no oyó. Desde otra fila se alzó una voz que lo insultaba llamándolo cobarde y desertor. Cuando volvió la vista irritado todos lo miraban. Avergonzado y sin ganas de dar explicaciones tuvo que regresar a su fila. Al momento regresó el capitán para darles una arenga que duró treinta y cinco minutos, tanto que los tambores casi no dejaron oír sus últimas palabras. El soldado no podía más. Pensó que con la cercanía del enemigo sus compañeros, excitados ante el combate, no repararían en su fugaz ausencia. Esperó unos minutos más y volvió a escabullirse lentamente hacia la retaguardia. Entonces empezó a quitarse la armadura; primero el yelmo porque con él no veía; el faldón estaba sujeto al peto y tuvo que quitarse ambos; después la pancera; la pernera también, para bajarse la coquilla que se había enganchado; por último los guantes.
Cuando, ya a punto de reventar, la mano deslizaba hacia abajo el calzón, empezaron a silbar sobre su cabeza las primeras flechas.

2 comentarios:

Marwan dijo...

Maldita necesidad de dar explicaciones! Aunque, mi vecina del quinto opine lo contrario, claro. Debería haber escrito el comentario ella y así preguntar sobre la posible cistitis, o la ingestión de algún tipo de diurético camuflado en el rancho, en fin, el lugar donde el soldado enseñaba sus vergüenzas...Porque miedo no era, está claro, se hubiera meado. Mejor subo, y que me resuelva este comentario.

Anónimo dijo...

Yo prefiero no pensar en otras explicaciones, podrá ser cualquier cosa.Si me acordaré del pobre guerrero cuando vaya al servicio, sobre todo ahora con el frio que hace en los baños y tanta ropa.
Muy instructivas las partes de la armadura.
¿No hubiera acabado antes, si primero se quita los guantes?

 
agoneluz - by Templates para novo blogger