La multa

jueves, 8 de enero de 2009

Entró en la oficina al alba. Sacó muy despacio el dinero y lo depositó sobre la mesa. El hombre que había sentado al otro lado contó los billetes uno a uno, lentamente. Al fin había pagado la multa.
Lo peor era lo otro, los seis meses de sanción que le quedaban. De nada le había servido protestar, alegar que era urgente que llegase, decir que aquellos límites en su opinión ya no eran apropiados; que, a veces, el mismo cansancio te obligaba a acelerar. No dijo nada de las copas que había tomado por no estropearlo aún más. Recordó con rabia que su mujer jamás se había quejado, a su lado ella siempre parecía cómoda y relajada. Sin embargo, tras el divorcio, su nueva compañera le pedía cada vez que fuese más despacio. Más y más despacio. En ocasiones pensaba que ella quería que no llegara nunca. Tuvo que ser ella quien lo denunció.
Salió de la oficina y se dirigió sin prisa al coche. Condujo despacio hasta casa, respetando con suma obediencia los límites de velocidad. Como siempre había hecho.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Empezaba a gustarme este blog. Esto no hay por donde cogerlo.
¿Machista? ¿Odias a las mujeres? ¿No te gustan las segundas, terceras, o cuartas oportunidades?

agoneluz dijo...

¿Machista? Si tengo que explicar que la historia va de sexo, que la denuncia no es por conducir deprisa es que me ha salido fatal. Era solo un simple juego con las palabras. Intento fallido y pido disculpas por ello, pero no sé qué tiene que ver con el machismo ni con la misoginia.
Por cierto ¿tú crees que existen las segundas oportunidades?

Anónimo dijo...

Ahora mejor. Mucho más conseguido el último poema.
No tengo respuestas, solo preguntas.Probemos a ser optimistas, para el primero ¿Para intentarlo?, para tu pregunta ¿Por qué no?

agoneluz dijo...

Pero ahora debería de ser un eyaculador precoz porque escribo sobre un hombre incapaz de satisfacer a las mujeres. O un pederasta cuando publiqué el titulado "demasiada ropa". O un blasfemo con el de Eva y la manzana. O todo a la vez (empiezo a darme miedo).
Seamos optimistas, pero alguna vez tendrás que responder a esas preguntas.

Anónimo dijo...

Ánimo, Sr. Motorista del diablo, aún le quedan algunas perversiones.
Las preguntas queramos o no se responden solas. Las respuestas son las que no suelen ser tan optimistas.

 
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